Durante el dolor de parto, hermosa no era una palabra que yo pudiera coger de la nada y aplicármela con orgullo. Aún después de los embarazos mi cuerpo decidió romperse por completo, y causar estragos en mi aspecto externo para poder suplir mí ya maltrecho interior. Me sentía un verdadero desastre. ¿Pero sentirme bella? ¡Para nada! Creo que Dios usó a mi esposo, para enseñarme la verdadera belleza. Cuando el vio más allá de mi apariencia, y fue capaz de ver mi corazón, y me dijo: “Quiero que sepas que, aunque ahora mismo no te sientas hermosa, si lo eres. ¡Eres tan hermosa!”. En ese momento algo maravilloso se arraigó dentro de mí.
Todas necesitamos una terapia de belleza interior, cualquiera que sea la forma en que se presente.

Todas necesitamos que Dios use a los demás para recordarnos, en un modo genuino, en el que nos vean, y que nos recuerden que si somos dignas y hermosas.

¿Sabes quiénes necesitan oír “Eres hermosa”? las adolescentes inseguras, las que acaban de ser madres como me pasó a mí y las profesoras que tanto amor dan a los niños. Tu vecina y quienes se encuentran en medio del dolor deberían escuchar que son increíblemente hermosas.

Es necesario que veamos a otras mujeres a los ojos —mujeres que luchan contra el cáncer, a las viudas, las que están agotadas en una mala relación, las que han perdido un hijo, y a las que viven insatisfechas de su aspecto físico “La belleza física es superficial. Sin embargo, la verdadera belleza habita dentro de nosotras”.

La verdadera belleza es permitir que Dios sea fuerte cuando tú estás débil. La belleza es sonreír cuando tu corazón sufre. La belleza es confiar en que tu valía se solidifica en la gracia de quien te creó, que conoce tus pensamientos y tus temores; que te ve dar lo mejor de ti hoy, como mujer, como madre, como abuela. En este mes de mayo a ti que has dado a luz Hijos, a la que los ha perdido, a la que los tiene del corazón, te felicito y recuerdo que: “Tú ERES hermosa”.

Cristina Morett

Presidente y fundadora, Transforma Coaching
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